Título: Amantes II
Género: Lemon
Advertencias: Fantasía sexual
Pareja: TegoMass [Tegoshi Yuya x Masuda Takahisa]
Fandom: NEWS
Palabras: 6,045
Tipo: One-shot
Resumen: Los planes que se
elaboran no siempre terminan en lo que uno cree
Notas: Secuela de Amantes,
One-shot que hice hace un tiempo, pero realmente se puede leer sin saber lo que
pasó en dicho One-shot. Dedicado al grupo de LINE que se emocionó al ver EMMA
en el CDTV.
Celebrar el año nuevo. Ocasión
especial para pasar un rato agradable con la pareja, en una bonita cena,
intercambiar lindas palabras, promesas para cumplir en el año que empieza, un
ambiente lleno de cosas positivas y para Keiichiro, la oportunidad de recalcarle
a Yuya lo mucho que lo amaba.
Tenía todo un plan preparado, una
reservación en un hotel prestigioso de Okinawa, un delicioso menú que había
estado revisando y anticipando desde el mes de septiembre. Había preparado un
itinerario lleno de atracciones y visitas a lugares que, según él, serían
ideales para pasarlos con el amor de su vida.
Incluso había preparado un proyecto
de reportajes especiales en Okinawa para no descuidar su trabajo en su
noticiero, sacrificaría una o dos horas diarias de sus vacaciones, pero para él
lo valía, el tiempo con Yuya valía cualquier cosa.
Su cara fue un pobre poema lleno de
dolor cuando leyó las noticias que le tocaban dar ese día; normalmente él no se
ocupaba de dar noticias de espectáculos, pero ahora le tocaba dar una en
especial, una que le rompió el corazón: El concierto de Tegoshi Yuya sería el
31 de diciembre, un Countdown en un recinto conocido y hasta lujoso, reservado solo para los primeros 20 000 fans
que se reportaran con su credencial de membresía el día del evento. Keiichiro
no podía creerlo, en la lista se encontraban más noticias que le tocaban pero
ninguna le importaba más que esa.
Sin embargo no era la única persona
que recibía una sorpresa ese día.
Más por costumbre que por ganas de
verlo, Yuya veía a su esposo en el noticiero a la hora de la comida. Su trabajo
era temprano ya sea para alguna entrevista, grabación o sesión fotográfica, o
en la noche; un concierto o una aparición especial en televisión, así que
normalmente tenía las tardes libres y las pasaba en casa o jugando soccer; de
algún modo solía tener tiempo en la tarde y comía mirando a su esposo, además
de que servía de que en la noche cuando lo veía podría darle algún cumplido.
Ese día Yuya estaba especialmente
contento, habían confirmado al fin su Countdown especial. Era una idea que
tenía desde hace meses y cuando al fin le dijeron las condiciones del concierto
pensó que no habría mejor cosa en la vida. Estaba sirviéndose de comer cuando un
mensaje llegó a su teléfono. Corrió a verlo, no solo porque nunca dejaba un
mensaje sin leer (podría ser su manager), sino porque el teléfono sonó de una
manera especial: dos acordes seguidos de un “¡Yeah!”, era un tono
predeterminado para una persona.
El pelirrojo que había conocido
hacía tres años, en ese bar, donde ambos se emborracharon y tuvieron una de las
mejores noches de su vida.
No había podido dejar de verlo en
ese tiempo. Aunque lo intentó en algún momento cuando se sintió culpable al
recibir besos de Keiichiro minutos después de haber gritado con toda su fuerza
que amaba ser penetrado por el pelirrojo, de hecho, esa vez aplazó cerca de dos
meses otro encuentro con el mencionado. Terminó volviendo a los brazos del
actor con una visita inesperada a un concierto del rubio.
El punto era que llevaba tres años
engañando a su esposo con un actor que también era casado. No importaba cuanta
fuera su intención de dejar de hacerlo, siempre lo volvía a hacer, olvidaba
todo cuando los ojos de ese chico se topaban con los de él.
El mensaje solo era un saludo
seguido de un “Ve las noticias”. Eso le extrañó mucho al rubio, pero hizo caso,
normalmente eran pistas para un encuentro cercano o una agradable sorpresa. Lo
respondió solo con un “De acuerdo”.
El noticiero pasó sin mucha novedad,
realmente nada especialmente destacable. Hasta que apareció su esposo con la
sección de espectáculos; la primera noticia fue la de su concierto y eso lo
hizo sonreír, aunque reparó en la expresión triste de su esposo y le preocupó
un poco, iban a hablar de eso más tarde, sin embargo no duró mucho ese
pensamiento.
Había un invitado especial para ese
día. Y ahí en televisión estaban los dos: el pelirrojo y su esposo, saludándose
cordialmente y con respeto, anunciando conjuntamente el nuevo dorama del actor;
un dorama de horario preferencial que sería transmitido en la temporada de
invierno del siguiente año, todos los lunes.
Yuya ahora entendía porque le había
mandado ese mensaje. Realmente los dos se seguían mutuamente en sus carreras. A
lo largo de esos tres años en que habían empezado su prohibida relación, el
pelirrojo había cosechado buenos éxitos en su carrera, se había levantado como
un excelente actor, protagonizando primero películas de mediano presupuesto
hasta llegar a doramas estelares y películas de estudio anunciadas por todo lo
alto, sin dejar obviamente el teatro, el lugar donde inició. Yuya había hecho
crecer su fama, y su gran versatilidad en estilos musicales le hacían tener
todo tipo de fans, lo mismo entraba al Tokyo Dome sin problemas y daba un
concierto al más puro estilo de un Idol, o entraba al Budokan a hacer un concierto más rockero, tenía buenos amigos
en el medio y gran carisma; no era el artista más popular de Japón, pero si era
de los que más fama tenían en los últimos años.
Se habían ayudado en un par de
ocasiones: “La voz de Tegoshi Yuya-san es de mis favoritas, me ayuda mucho a
concentrarme, incluso para hacer algunas escenas pienso en ciertas canciones de
él, creo que me inspira. Podría decirse que soy su fan”, es lo que dijo el
actor en alguna entrevista. “Mi tiempo libre es para el soccer, me gusta mucho
el deporte, pero no quiere decir que sea lo único que me guste hacer. Soy del
tipo de persona que disfruta mucho de ver películas o series. Masuda Takahisa
es un actor realmente bueno, transmite muchas emociones. ¡Estoy ansioso de ver
su próximo trabajo!” Yuya lo dijo en alguna ocasión dentro de un MC de alguno
de sus conciertos, uno que salió en DVD.
Masuda Takahisa, su pelirrojo, su
actor favorito, su amante; estaba justo al lado de su esposo. Se alegró de que
el primero tenga como profesión ser actor porque de no ser así, no sabría cómo
actuar tan naturalmente al estar con Keiichiro. El rubio se sintió algo nervioso
pero al final le restó importancia, simplemente mandó otro mensaje al pelirrojo
diciéndole lo guapo que se veía con la camisa azul que había usado en el
programa y que quería verlo pronto, además de felicitarlo por su dorama
estelar.
***
Koyama llegó temprano ese día,
quería hablar con Tegoshi, necesitaba hacerlo. No había desistido en poder
celebrar juntos, a fin de cuentas ya había organizado todo, tal vez se irían un
día o dos después pero podrían irse juntos a disfrutarse adecuadamente como una
tierna pareja de casados.
La conversación no fue conflictiva,
Yuya odiaba discutir y solo tenía que acceder a lo que Keiichiro le pedía, sin
embargo si se tuvo que aguantar el reclamo de no haberle comentado de su
concierto, simplemente para organizar todo de mejor manera.
- Tal vez hubiese sido mejor que
dieras un concierto de Navidad y no de año nuevo, Yuya.
- No es tan emocionante, Keii-chan.
Además tú sabes que era mi sueño hacerlo.
- ¿Y yo qué? ¿Voy a pasar el año
nuevo solo?
- ¡Vamos! Siempre te invitan a
diversas fiestas, como las de los años pasados.
- Pero vamos juntos.
- Porque yo no tenía nada que hacer.
Ahora tengo mi concierto ¿Cuál es el problema? De por sí querías pasar una
semana allá, es decir, más días a parte del 31 y el primero. Vamos a ir ¿No? Simplemente
déjame hacer mi concierto. Además ya lo anuncié…
Tegoshi procuraba no ser agresivo en
sus palabras, pero a veces no se controlaba demasiado, tal vez no decía nada
con la intensión, pero si era brusco. Keiichiro, afortunadamente estaba
acostumbrado, y lo sabía tratar.
- Está bien, así será Yuya. Pero te
quiero solo para mí.
- ¡Soy solo tuyo! –Dijo Yuya con una
sonrisa levantando su mano, la que tenía la argolla matrimonial. Keiichiro
sonrió y tomó su mano besándola.
- Sí, eres solo mío.
Y por alguna razón, Yuya se mordió la
lengua, cosa que disimuló con una sonrisa tierna a su esposo. No, no le
pertenecía solo a él. Desde hacía tres años no era así, pero obviamente no se
lo diría jamás. “Amo a Koyama Keiichiro”, se repetía a sí mismo unas diez o
veinte veces todos los días, excepto… los días que el pelirrojo dominaba su
cuerpo.
Sin embargo, estaba algo extrañado
de la terquedad de su esposo de querer salir a pasar una pequeñas vacaciones
juntos, realmente nunca lo habían hecho, al menos no con una gran
planificación, normalmente era espontáneo y solo era de dos o tres días por el
trabajo de ambos.
Yuya se sentía algo culpable esa
noche, lo había estado pensando y realmente nunca había pasado tanto tiempo con
Keii-chan “vacacionando”, ni cuando eran novios, pero si lo había hecho con su
amante; cuando se iba de gira nacional y el pelirrojo tenía que ir a hacer
grabaciones a algún lugar para una película o dorama, “casualmente” coincidían,
no solo en el tiempo en el que iban, también en el hotel, los horarios y
obviamente, la cama de alguno de los dos.
El tiempo pasó muy rápido, el
concierto de Yuya se avecinaba y por acuerdo de él y su esposo, Keiichiro se
iría primero para preparar algunas cosas (además de que ya había pedido permiso
y hecho reservaciones), Yuya lo alcanzaría en la tarde del primero de enero y
después pasarían románticos días juntos hasta el sexto día del año.
“Voy a ir a Okinawa para año nuevo,
no va mi familia, solo mi representante y yo. Estaré ahí hasta el 6 de enero.
Lo siento, no podré ir a tu concierto, pero te lo voy a compensar”.
Yuya no supo si reír o extrañarse de
ese mensaje de su pelirrojo, pero le contestó casi al instante.
“¿Y si en mi concierto te invitaba a
subir al escenario conmigo? ¡No es justo! ¡Contaba contigo! Jajajaja. Lo
entiendo. Pero me dan ganas de verte antes de que te vayas ¿Una última vez en
este año?”
“No creo que se pueda. Mi hijo está
de vacaciones y me quiere en casa. Sabes que de no ser así iría corriendo
contigo.”
“Me pierdes~”.
“Yuya…”
“Me voy a Okinawa también”.
“¿Conmigo? ¿En serio? ¿Y tu esposo?”
“No seas tonto. No puedo ser tan
obvio. Mi esposo planificó unas vacaciones allá. Justamente hasta el 6 de
enero. Estaré por allá con mucho tiempo libre y él va a trabajar al menos dos
horas diarias…”
“Eso suena como que te puedo robar”.
“Idiota.”
“…”
“Espera mis mensajes, te mandaré el
horario disponible”
“Ya quiero verte, Yuya”
“Y yo a ti, Taka”.
Extrañas sensaciones en ambos. Desde
hacía un año era así. No solo era deseo o satisfacción física lo que ambos
sentían al estar juntos, era algo más, no podrían admitirlo en palabras, pero
si en acciones. El pelirrojo tenía a su amante complemente perdido en él, sabía
que podía hacer lo que quisiera con Yuya, pero eso podía ser aplicado de manera
inversa, el rubio tenía a su merced al pelirrojo.
***
Keiichiro insistió en llevarse el
mismo todo el equipaje, ya que argumentaba que Yuya no podría llevarse algo con
lo cansado que estaría después del concierto, y pese a que era mentira, pues
para el menor no implicaba trabajo llevarse lo suyo, simplemente se dejó mimar.
Lo fue a despedir al aeropuerto el 31 de diciembre en la mañana, diciéndole que
solo sería una noche y que pronto estarían juntos.
El mayor estaba emocionado pero se
contenía de besar y despedirse melosamente de su esposo solo porque estaban en
un lugar muy concurrido, de manera en que nada más le dirigió unas cuantas
palabras melosas y prometiéndole que serían días maravillosos, Yuya asintió y
le deseó un buen viaje.
El avión despegó a tiempo y Yuya fue
de regreso a organizar lo que quedaba pendiente de su concierto, recibió dos
mensajes ese día antes del concierto, de los dos hombres de su vida, uno diciéndole
que llegó con bien y otro deseándole suerte en el concierto.
Fue increíble. La energía de los
fans le hizo olvidar a Yuya su mundo, cantó cuatro canciones más de las que
había programado, mezclando todos los estilos que tenía, aventó pequeños huevitos
de plástico a los fans, los cuales al abrirlos, dejaban ver su contenido: su autógrafo
y una pulsera exclusiva del concierto. Realmente subir al escenario era una de
las cosas que más disfrutaba: dio mensajes a sus fans de agradecimiento por
todo su apoyo y al mismo tiempo reveló planes para el siguiente año: un álbum
en el primer trimestre y una gira nacional de 3 meses por 10 ciudades.
Yuya salió muy emocionado de su
concierto a las 2:30 de la madrugada, y nuevamente tenía dos mensajes: “Feliz
año nuevo, Amor ¡Te estoy esperando!” y “Pasemos otro año juntos, Yuya”.
Contestó los dos: “En la tarde estaremos juntos, Feliz año nuevo, amor”. Y “Uno,
dos, diez, los que quieras, Taka.”
Pensó un momento en la injusticia
que cometía, pero le restó importancia al ver su cama, estaba muy cansado y le
esperaba un vuelo dentro de unas horas, necesitaba descansar, así que
simplemente se dejó vencer por su cuerpo y durmió profundamente.
Despertó tarde, quedaba solo una
hora para su vuelo y le tomaba 45 minutos llegar al aeropuerto, se cambió tan
pronto como pudo y salió corriendo, ahora sí que agradeció que Keiichiro se
había cargado con el equipaje de ambos, por lo que él solo tenía que abordar el
avión, cosa que logró en tiempo, y aliviado. No tenía mensajes pendientes así
que se relajó todo el camino a Okinawa.
Estaba preocupado ¿Cómo vería a
Takahisa si el horario de Keiichiro estaba muy limitado? Tenía que planificar
algo… Se interrumpió varias veces a sí mismo mientras pensaba, no era justo
para Keiichiro, y seguramente Takahisa lo entendería, debía disfrutar sus
vacaciones con su esposo. Pero no podía aceptar tan fácil que su estancia se
ocupara solo de eso. Solo de Koyama. No. Que aburrido.
***
Los ojos de Yuya casi se le salen
cuando buscaba a Koyama en el aeropuerto de Okinawa, es que no era posible lo
que veía. No entendía si quiera el cómo. Pero le daba mucha curiosidad saber la
razón. ¿Por qué Keiichiro reía animadamente con Takahisa?
Cuando se acercó a ambos, los dos le
sonrieron. Yuya estaba confundido, y aunque Keiichiro fue quién explicó la
situación, el rubio quería, no más bien, necesitaba escuchar la versión de
Takahisa, aquel que solo se limitó a decir “Hola”.
- ¿Puedes creerlo Yuya? ¡Tú actor
favorito vino a Okinawa! ¡Al parecer va a filmar un especial aquí que se
emitirá a mitad de temporada! Lo conocí ese día en el noticiero ¡Es tan amable!
Me dijo esa vez que vendría también a Okinawa, y por coincidencia nuestro
vuelos ayer coincidieron, le dije que tú eras su fan y que sería genial si se
conocieran. ¡Y accedió!
- N-no soy su fan realmente… -Yuya
tartamudeó. ¡Takahisa lo sabía! Sabía que se iban a encontrar en Okinawa, sabía
desde antes todo ese plan. Y no le había dicho nada, ya se arreglaría con él
después.
- Eso dice, Masuda-san pero
realmente lo es. ¡Ha visto todos sus trabajos! ¡Compra los DVDs de sus
películas y doramas! Además a veces se lamenta de no haberlo conocido antes y
no haber visto sus inicios en el teatro…
- ¡Cállate Keii-chan! – Yuya enrojeció.
Eso era cierto, veía a Masuda en todo eso, pero todo había sido más a raíz de
que lo conoció en el bar hacía tiempo y curioseando se había convertido en
seguidor. Además en un inicio lo había hecho para sacar conversación con Masuda
en sus primeros encuentros.
- ¿Y qué crees? ¡Es cierto lo que leímos esa
vez! ¡Él escucha tu música! Me dijo que tiene todos tus álbumes en físico, e
incluso que asistió a tu gira pasada ¿No es genial? ¡Son seguidores uno del
otro y ahora se conocen!
El pelirrojo y el rubio sonrieron,
claro que se conocían, pero ahora todo era más incómodo, cosa que se alargó a
la comida, pues Koyama no dejó que se separaran; se sentía el mejor esposo del
mundo por hacer que su querido Yuya conociera al actor en cuestión. Necesitaban
un tiempo a solas para platicar, y la oportunidad llegó cuando Keii-chan se
disculpó para ir al baño y hacer unas llamadas.
- ¿Me puedes explicar todo ahora
mismo?
- Yo creo que tu esposo lo ha
explicado todo muy bien.
- Taka, sabes a lo que me refiero.
- Así como lo dice, es una coincidencia.
Lo siento, quería ver tu cara al vernos a ambos –Yuya lo miró mal –Vale,
entiendo a lo que quieres llegar. Pero no pude evitarlo, Koyama-san
prácticamente es quién me habló y planificó todo, no me siento más cómodo que
tú con esto. Jamás habíamos pasado tanto tiempo juntos sin tocarnos ni las
manos.
- Pero ¿Y ahora? ¿Cómo vamos a…? No,
no vamos a poder en estas vacaciones…
- ¿Cómo de qué no? Yuya… Realmente
no vine a grabar, si voy a filmar un especial aquí, pero solo venimos a ver el
lugar y ver locaciones, a que me acondicione al lugar, tengo tiempo para ti.
- Me refiero a Keii-chan. Si te
conoce no será fácil escabullirnos…
Koyama regresaba con ellos, y
tuvieron que callar. Cambiaron de tema, Keiichiro era muy agradable, Masuda
tenía que admitirlo, pero al mismo tiempo le hacía pensar ¿Cómo es que Yuya
podía tener un esposo así y todavía engañarlo? O el tipo era muy malo en la
cama o solo era una fachada toda su amabilidad y cordialidad, porque no le
entraba en la cabeza como Tegoshi pensaba en él teniendo a Keiichiro quién
parecía lo adoraba.
Pese a todo, pasaron el día los
tres, paseando. Masuda se aguantó las ganas de besar y abrazar al rubio todo el
día. Mismas ganas que tenía Yuya también, como había dicho el pelirrojo, nunca
habían pasado tanto tiempo sin tocarse ni desnudarse. Era tan extraño, pero
Yuya se sentía bien, de alguna manera era consentido por las personas que más
le estimaban en ese momento.
Masuda era discreto, rozaba su mano,
le sonreía, una vez incluso le acarició el cabello; mimaba a Yuya cuando
Keiichiro se distraía, o por debajo de la mesa. Por otro lado Yuya solo lo
disfrutaba, si no recibía mimos de su esposo el pelirrojo se los daba.
La sorpresa se reflejó en los
menores cuando el único de cabello no exótico le pidió a Masuda pasar tiempo
con Yuya, que lo “entretuviese” el tiempo que él no podía pasar con su esposo
mientras trabajaba, ya que no quería que se aburriera estando en tan maravilloso lugar con tantos lugares
agradables para pasar el rato.
Masuda no supo negarse, y el mismo
Koyama le dio sus horarios esperando que no chocaran con los supuestos horarios
del pelirrojo que tenía para grabar, y como era de esperarse, podía llenar todo
el tiempo de Yuya sin Koyama. Los menores sonrieron entre sí, Koyama se unió a
sus sonrisas, pero era obvio que la razón de este no era la misma que la de los
dos contrarios.
***
El segundo día del año, Koyama
trabajando en una playa algo lejana del hotel y Tegoshi trabajando junto a
Masuda en encontrar la posición más placentera.
Tegoshi no había perdido ni un
segundo desde que Koyama había partido, tenía el mensaje listo y en cuanto su
esposo cruzó la puerta de la habitación, este presionó el botón de enviar,
Masuda no tardó ni dos minutos en estar con él, besándolo apasionadamente aún
sin entrar a la habitación.
La ropa la perdieron ambos camino a
la cama a una velocidad sorprendente. Masuda recostó a Yuya devorando sus
labios, acariciando su cuerpo, presionando un poco sobre este, era tanta la
pasión entre ambos que a penas y bastaba tocarse para sentir calor y ganas de
entregarse uno al otro.
Yuya y Masuda eran grandes fanáticos
de los juegos y fantasías sexuales. Desde el disfrazarse de algo, usar algunos
objetos, lubricantes, vibradores, en diferentes hoteles, incluso un estudio de
grabación, un set, después de un concierto de Yuya, en la premier de una
película de Masuda. Habían probado de todo. Siempre era diferente. Siempre era
placentero.
Esta vez más que ropa Masuda había
cargado con unos cuantos juguetes.
- ¿Sabías que me gustan los gatos,
Yuya?
El menor levantó una ceja, pero
volvió a los besos con el pelirrojo, no quería darse una idea de que harían en
ese momento, principalmente para quedar sorprendido y sometido ante los deseos
de su amante, pero no pudo evitarlo.
Yuya estaba a merced de Takahisa,
como solía suceder, y los besos siempre eran el inicio, apasionados, lentos o
rápidos, bruscos y excitantes, a Yuya le fascinaba como Takahisa lo conocía también.
Tocaba donde lo tenía que tocar, aplicaba fuerza donde debía, le dominaba y le
hacía hacer todo lo que quería.
Las manos de Takahisa recorrieron a
Yuya, poco a poco, a ritmo discontinuo, se entretuvo con su rostro, con sus
manos, con sus pezones, con su ombligo, un rato más con las piernas de Yuya,
las cuales el pelirrojo había dicho que eran las piernas más sexys en el
universo, las más deliciosas y deseables del mundo, que eran una de sus partes
favoritas del cuerpo de Yuya.
Era algo tan delicioso ser tocado
por alguien que traía en la sangre ser apasionado, directo y pervertido, Yuya
se olvidaba por completo de Keii-han cuando los ojos del pelirrojo reflejaban
el deseo acumulado de ambos.
Yuya se perdió en los besos que
Takahisa le daba, le mordía los labios a momentos, sus lenguas jugaban una con
otra en un contacto que parecía interminable, podrían permanecer así todo el
tiempo y no se aburrían de sí mismos, estaban locos uno por otro.
Cuando el pelirrojo se separó de
Yuya, el menor supo que ese pequeño juego comenzaba, primero que nada, Masuda
se levantó de la cama, y buscó la chaqueta que se había quitado en cuanto
comenzó a besar a Yuya, en ella llevaba guardadas tres cosas nada más: un
collar, una “cola” y una pequeña cadena.
- Maúlla, Yuya.
El menor hizo lo indicado. Y
posteriormente el contrario le pidió que se sentara en la cama, cuando este lo
hizo, le puso el collar a Yuya, era de cuero negro, de unos 6 o 7 centímetros
de grosor, tenía una un par de seguros metálicos y un colgante típico de una
mascota, en forma de placa que decía Yuya con letras cursivas. Miró con duda a
Masuda pero este solo le dijo que lucía adorable, y le dio.
- Bien, tú nombre es Yuya y quiero
que sepas que tu amo soy yo, me llamo Takahisa, pero tú me debes decir Taka ¿De
acuerdo, gatito?
No esperó la respuesta del rubio,
este poco a poco entendía el juego; dominación de nuevo, era algo que el
pelirrojo disfrutaba, ahora le tocaba amo y mascota. ¿Qué pasó? El mayor obligó
a Yuya a tirarse al suelo en cuatro, le sonrió con dulzura y besó su frente.
- Lecciones básicas para ser mi
gatito; número 1, prohibido hablar, los gatos maúllan ¿Cierto?, número 2, no
puedes desobedecerme o vas a dormir fuera. Número 3: cómo recién te he adoptado
y no quiero que huyas esto es necesario… -Al momento en que hablaba se puso a
su lado, le besó su mejilla y la pequeña cadena que tenía la aseguró a uno de
los seguros metálicos del collar del menor, lo jaló un poco y Yuya sintió la
fuerza del mayor en su cuello, cosa que le hizo levantar un poco su cuerpo-
Bien, parece que funciona perfecto.
Masuda acarició el cuerpo desnudo de
Yuya, le empezó a besar su espalda, estando ambos en el suelo, Yuya en cuatro y
Takahisa a su lado, hincado, lamiendo y besándolo poco a poco, le hablaba
ocasionalmente para hacerle cumplidos, refiriéndose a él como su gatito,
siempre con palabras dulces pero llenas de lujuria.
Los gemidos de Yuya eran más
agradables de escuchar que cualquiera de sus canciones, al menos eso es lo que
pensaba Masuda, incluso se oían más adorables para él cuando este los
disfrazaba con intentos de maullidos. Le empezó a lamer hasta sus glúteos, lentamente
y posteriormente se levantó.
- Gatito, quiero que lamas esto.
Le entregó “la cola”, se trataba de
un tipo de artefacto que a juzgar por su forma, el pelirrojo metería
posteriormente en su cuerpo, simplemente se trataba de una especie de dildo, el
cual en vez de ser alargado con la forma del miembro masculino, tenía la
característica de ser un poco más corto, y en su límite, tenía la forma de una
cola de gato. Básicamente, Takahisa jugaría a ponerle la cola al burro, perdón,
al gato con él. Literalmente.
Lamió para lubricar el artefacto,
pero sin dejar su papel de gatito, con sus manos lo sostuvo, en el piso, y
acercó su cabeza a este, la posición era más sugestiva para Takahisa pues
dejaba expuesto su trasero mientras que lamia, pero el pelirrojo esperaba
paciente a que Yuya acabase. Esto pasó y el menor maulló para indicar que había
terminado, el contrario le acarició la cabeza y le dio un beso en su frente. “Bien
hecho, Yuya”, fue lo único que dijo.
Si por algo se caracterizaba
Takahisa es por ser algo brusco al momento de penetrar a Yuya, casi nunca lo
preparaba, y normalmente disfrutaba de sus caras de dolor y placer al momento
de hacerlo, pero esta vez fue despacio y con delicadeza, acariciando la espalda
de Yuya tiernamente, metiendo esa cola poco a poco, dejando que Yuya se
tranquilizara y relajara para que no le doliese. Se podría decir que hasta fue
dulce con él.
Yuya estaba excitado, realmente lo
estaba y cuando sintió que era realmente el gatito del pelirrojo maulló para
este.
- Quiero pasear. Gatito vamos a
pasear en esta habitación.
Takahisa se levantó, y jaló a Yuya
con la cadena atada al collar de este, por lo cual el menor se vio obligado a
gatear a su lado, ponía algo de resistencia a propósito, primero porque le
incomodaba un poco “su cola”, y otra solo para sentir la fuerza de Masuda jalándolo.
El pelirrojo cambiaba su manera de
ser con el menor, a ratos, se comportaba dominante y abusaba de la fuerza que
ejercía al jalar al menor, pero también le besaba a momentos y le acariciaba su
cabello o su espalda. Le pedía que maullara o que caminara de cierta manera, y
si no le gustaba el resultado lo jalaba o le mordía los labios. ¿Por qué eso
excitaba tanto a Yuya? ¿Sería por la mirada llena de lujuria del mayor?
- ¿Tienes hambre gatito? –Yuya
asintió, por lo que Takahisa se fue a sentar en la cama y abrió un poco sus
piernas, estaba desnudo al igual que el contrario –Solo tienes que lamer hasta
que salga la leche.
Los ojos de Yuya brillaron. Se
acomodó entre las piernas de Masuda, así como este estaba sentado en la orilla
de la cama, con las piernas un poco abiertas, Yuya se hincó entre las piernas
de este, poniendo su cara a la altura del miembro del mayor y así empezó a
lamer, primero tiernamente, pequeños movimientos de su lengua, tímidos incluso;
pero si había algo que incitaba a Yuya a más, eran los gemidos de Takahisa; su
ritmo se incrementó poco a poco.
Era tal la ansiedad de lamer y
provocar que Masuda se corriera, que le diese “leche”, que tenía ya más
confianza en provocarle, alternaba con besos, pero en su mayoría lamía y metía
el miembro del mayor en su boca, buscando excitarlo hasta donde le fuera
posible. Takahisa gemía con discreción pero llegó el momento en que se estaba
perdiendo en esa excitación. Yuya sabía hacerlo muy bien.
Cuando se sentía venirse en
cualquier segundo tomó la cadena de collar de Yuya y la jaló hacia sí mismo,
haciendo que el menor se quedase con casi todo el miembro del pelirrojo en la
boca, se preocupó un poco pero luego sintió “la leche” en su boca y su
garganta. Realmente delicioso.
- Adoro a mi gatito… Realmente
aprovecha la comida… no dejó ni una gota… -Gimió Masuda. Estaba encantado con
ver a Yuya así, le acarició la cabeza poco después y le obligó a levantar la
vista, y así capturó los labios de su gatito apasionadamente.
Poco a poco los dos se recostaron en
la cama besándose a ritmos diferentes; en segundos de manera suave y otras devorándose
uno al otro, pero Yuya se estaba impacientando, pero nadie conocía mejor las
exigencias y necesidades sexuales de Tegoshi como el actor que lo tenía
completamente dominado.
Le obligó de un segundo a otro a
ponerse en cuatro, mirado hacia la cabecera de la cama, de un tirón le sacó la
cola y sonrió.
- ¿Puedo?
Yuya estaba a punto de decir que sí,
pero recordó la regla número uno y solo maulló, pero con impaciencia, y
necesidad; Takahisa lo interpretó como una orden de unirse a él, tal vez era el
amo, pero a veces está bien darle gusto a tu mascota ¿No?
Se colocó detrás de Yuya, le
acarició un poco y empezó a penetrarlo poco a poco. Con suavidad y cuidado,
escuchando cuidadosamente los gemidos constantes de Yuya, quién disfrutaba como
nunca poder estar con ese hombre que realmente le complacía.
Las primeras embestidas fueron
lentas y cuidadosas, Tegoshi por momentos pensaba que le trataba de manera
distinta a la normal, pero el pensamiento se fue cuando la brusquedad y
necesidad de Masuda se hicieron presentes en momentos después.
Masuda era actor, pero pocos sabían
que también practicaba la natación, y menos los que sabían lo genial que era
bailando. Tegoshi lo había descubierto poco después de haber empezado su
relación con él; solo bailando regularmente una persona puede mover su cuerpo
de esa manera.
La expresión de Tegoshi en ese
momento era una de las maravillas del mundo. Takahisa podría jurarlo, sus ojos
cerrados, su cabello cubriendo parte de su frente, su rostro algo sudado le
daba cierto brillo, su expresión tan lujuriosa pero al mismo tiempo tan
delicada, con las mejillas algo coloreadas pero sobre todo por sus labios
entreabiertos que dejaban que gemidos cada vez más agudos y altos que algunas
notas de sus canciones salieran de estos. Yuya era muy expresivo, y eso le
encantaba a Takahisa. Y a Keiichiro también.
Porque Keiichiro lo había visto todo
desde que Yuya había “tomado la leche” de Masuda. Pero se había quedado pasmado
en la puerta sin decir ni pío. Estaba mudo de la impresión. Cuando estaba a
punto de entrar y reclamar, había visto la cara de Yuya: tenía una expresión
que nunca, más que la primera vez que estuvo con él, había visto; total satisfacción.
La primera vez entre Yuya y él había
tenido lugar hacía unos 8 años, pero la recordaba a la perfección precisamente
por la expresión del rostro de su esposo. Siempre había intentado buscar que
pusiera esa misma cara cuando estaba intimando con él. Pero no lo había vuelto
a lograr.
Masuda Takahisa lo había conseguido,
y por ello ¡No podía quedarse parado
ahí! ¡Tenía que entrar! Iba a hacerlo, de verdad que lo iba a hacer. Pero ¿Por
qué rayos lo excitaba tanto ver a su esposo tener relaciones con otro hombre?
Su mano estaba dentro de su pantalón desde que los había visto, y ahora tenía
un “duro” problema, que seguramente le quitaría algo de credibilidad al acusar
su esposo de engaño.
¡No es como si quisiese ir a quitar
al pelirrojo y embestir a Yuya en ese momento! ¿O sí? ¡Tampoco quería hacer
trío con ellos! ¿O sí? Debatía consigo mismo, más que llevado por el enojo de
la traición, por la excitación que le causaba aquella situación.
Iba a entrar. ¡Qué pasara lo que
tenía que pasar! Pero…
Masuda de un segundo a otro paró.
Yuya iba a reclamar pero el mayor se salió de su interior de un segundo a otro
y tumbó con cuidado al menor en la cama, le sonrió y le dio un beso tierno,
suave y largo. Era un beso completamente ajeno al que la situación ameritaba,
pero Yuya lo respondió de buena manera, al ritmo adecuado y con la dulzura
adecuada. Era un beso perfecto.
Keiichiro estallaba en celos, y
dolor. Takahisa había logrado el orgasmo de Yuya no con todo el jueguito sexual
que vio (¡Y a saber que habrían hecho mientras él no estaba!), si no con ese
último beso. Pero eso no fue lo que le dolió más.
- Taka~ fue…
- Perfecto. Como siempre Yuya.
- ¿Sabes?
- ¿Sí?
- Te amo, Taka.
Takahisa se paralizó un momento,
pero luego besó la mejilla de Yuya, este había usado palabras muy fuertes, para
ser amantes podrían ser hasta tabú, pero no para Takahisa, porque realmente
también las quería escuchar, pero más importante aún: también las quería decir.
- Te amo, Yuya.
Se sonrieron uno al otro, y cayeron
en un sueño poco prudente producido por el cansancio, quizás podrían despertar a
tiempo e ir a jugar otro rato a la habitación de Masuda después.
***
Algunos se emborrachan, otros se
quieren morir, unos más se molestan y otros se deprimen. Keiichiro quería hacer
todo al mismo tiempo. ¿Cómo es que no lo había visto antes? Lo que había visto
y escuchado no era un encuentro improvisado o casual ¿Cuánto tiempo Yuya
llevaba engañándolo?
- ¿Realmente tenía que ver todo eso?
–Preguntó la voz del barman del hotel, quién se había tragado toda la historia
de Keiichiro tras servirle unas cervezas.
- ¿Qué hubieras hecho tú?
- Reclamarle a mi esposo,
separarlos, amenazar de divorcio o ¡simplemente irme de ahí! ¿Dígame quién se
excita de ver como alguien tiene relaciones con su pareja?
El barman era muy grosero. Y muy guapo
dicho sea de paso.
- Me dan ganas de pagarle de la
misma manera.
- Eso no llevará a nada bueno.
- ¿Y qué? ¡Él ya me lastimó!
- A lo mejor usted hace algo mal, y
él busco a alguien que lo hiciera bien.
Esas eran palabras muy fuertes. Y a
Keiichiro ya no le gustaron en lo absoluto.
- ¿Y tú quién eres para decirme eso?
- ¡El pobre barman que escucha cada
problema de casados, amantes, novios, colegiales, empresarios y demás gente que
se hospeda aquí! ¡Son todos unos idiotas! Usted es Koyama Keiichiro ¡Todos lo
sabemos porque vemos el noticiario! Su relación con el cantante ese, Yuya
tampoco es secreto, pero adivine que… ¡Los rumores de Tegoshi y el actor que
dice, Masuda existen desde hace tres años!
- ¿Qué?
- Dicen que una vez los encontraron
en el camerino de Tegoshi. De ahí son los favoritos de las revistas de
cotilleos.
Koyama ahora se sentía más tonto,
confundido y dolido. ¿Cómo había ignorado todo eso? Bien, tal vez Tegoshi se lo
ocultaba, pero ahora sabía que su imagen era la del pobre esposo engañado: su
relación con el rubio que tanto amaba iba a acabar ahí.
- Debe ser duro, lo sé, pero créame no
es el fin del mundo ¡Es joven! Puede buscar a alguien más.
- Eso no le importa.
- Cierto.
El barman siguió limpiando lo poco
que quedaba de la barra y estaba por irse a buscar otra cerveza que seguro
Koyama le pediría, pero fue detenido.
- No me puedo quedar así.
Koyama se subió a la barra, el
barman se asustó, pero los labios del borracho chocaron contra los de él; no
era la primera que uno de tantos borrachos lo besaba, pero si era la primera
vez que le gustaba.
Tal vez Tegoshi no sería el único
con amante ahora.
Soy la primera en comentar *o* Ayry desu~~
ResponderEliminarHe leído todos tus fics, pero siempre estoy en el anonimato xD
Gracias por hacerle una secuela *^* cuando lo leí me atrapó de principio a fin, la "cola" del gato lo fue todo 7u7 El Tegomass es tan hermoso <3 pero ahora me dejas con ansias de Amantes III xDD y el Koyashige tiene que estar presente nee~ r7w7r
Gracias por este fic y por todos los que has hecho hasta ahora y los que harás en el futuro (?) TTuuTT xDD
Gracias por salir del anonimato :D
EliminarEl detalle de la cola fue lo que más me tenía preocupada, temía sonar muy extraña al usar eso xD
En fin, realmente te agradezco por leer y comentar, haré la tercera parte pero no sé cuando XD
Lo de la cola fue genial y con lo de la leche me reí como idiota. Aunque estoy muy triste por Koyama ;_____;
ResponderEliminarCreo que con mi: ¡Noooo! Desperté a mi familia.
¡Puede que tardes pero el honor de Koyama esta en juego!(?? Necesito una continuación donde haya KoyaShige, honor de Koyama recuperado y divorcio.
Ajajajaja
PD: Neko desu ~~~
La leche... xDD realmente eso lo leí en alguna página de rol de facebook y se me hizo interesante ponerlo xD
EliminarPues Keii-chan no se va quedar como víctima engañada, así que su honor no está tan en juego, en fin ya veremos que pasa ^^
Holaaa Yuzu~~
ResponderEliminarEs mi primer comentario en tu blog, que ilusión TwT
Este one-shot a sido sublime 7u7 me has alegrado el día, ¿sabes lo feliz que me hace que el primer lemon que leí tenga continuación? Es maravilloso ;0; <3
Me dio algo de lástima por Keii, pobre, tan inocente :'c
Pero se me pasó cuando Tegoshi y Massu empezaron con su juego 7w7
Quiero imaginar que el barman es Shige,solo para el deleite de mi imaginación ewé...
¡Muchas gracias por haber escrito esto, me ha encantado! <33
Realmente saber que leías mis fics como tus inicios me hizo muy feliz a mi, supongo que eso me motivó a escribir esta continuación xD no estaba nada planeada hasta que alguien lo sugirió en el grupo.
EliminarGracias por leer y comentar *-* Y lo del barman... pues, podría ser quién sea... Necesito meditarlo, pero si en tu cabeza está él, bien (?)
Me levanté a las 4, para abrirle la puerta a mi gato, que quería salir y como siempre, tomé mi teléfono para ver algún mensaje importante que hubiera llegado en horas previas. Ahora son las 4:53am y estoy muriendo de hemorragia nasal (?)
ResponderEliminarAsdfghjkl, quedó perfectoooo, ya me hacía falta leer algo así de bueno T0T
Por un momento sentí penita por Koyama, hasta que apareció en la puerta y se emocionó mirando LOL
Waaa, lo mejor es que eventualmente habrá 3ra parte :B como que tengo idea de quién es ese barman, un no se qué que qué se yo me lo dice (?)
¡Muchas gracias por este hermoso regalito de inicio de año! Ojalá pronto haya más inspiración, para continuar con la historia *///*
¡Viva el porno de chinos gays! \ O /
Pd: Soy Naty~ se me olvidó cómo loggearme con mi usuario de LJ (7v7)/
"Así de bueno"? ¡Ay que me haces realmente feliz! siempre me da pánico al decirles que lean algo que he escrito, pero me siento muy feliz de saber que les ha gustado *-*
EliminarPero, ¿Quién no se emocionaría viendo a TegoMassu? xDD
Porno de chinos gays FTW <3
Gracias por leer y comentar, Te quiero Naty! <3
Me encanto, aunque si me puse un poco triste al pensar en el pobre de Keii y como a pesar de ser un amor Yuya lo engañaba. Aunque después me encantó que esos dos fueran asi, me imagino a Massu tan dominante y Yuya sumiso eso si que es interesante, pues si tiene que haber secuela quiero saber que pasa entre el barman y Keiichan además aún no han transcurrido todas sus vacaciones :O
ResponderEliminarMe mato lo de ponerle la cola al burro y tu corrección de el gato, justo estoy en la uní leyendo, no quiero imaginar que pensarán de mi al poner mis expresiones, incluso algunas personas se han ido de aqui :D bueno no me importa, lo único que importa aquí es que me encantó el fic, muchas gracias por escribir.
Si no mal recuerdo tienes un fic que no has terminado :( y prometiste terminarlo, el de enséñame las estrellas, lo sigo esperando Yuzu :D
Ayyy siempre me hace muy feliz leer tus comentarios <3
EliminarMe alegra que te haya gustado, lo hago con mucho gusto aunque me cuesta el lemon~
Sí, si habrá Amants III pero ignoro cuando sea el tiempo de hacerlo, me va a costar hacer un lemon no TegoMass lol
Gracias por tus lindas palabras, y no te preocupes el fic de las estrellas si lo voy a hacer ><
Es como la tercera vez que leo este One shot, y sigo pensando en que necesito una tercera parte!!
ResponderEliminarExelente trabajo, me encanta como escribes!!! :3 ♡♡♡