jueves, 30 de enero de 2014

Cumpleaños



Título: Cumpleaños
Género: Infantil… (¿?)
Advertencias: Ligero Mpreg(¿?)
Parejas: Tegoshi Yuya x Masuda Takahisa [TegoMass] (Leve... hasta eso, es como que alejado de la pareja el fic XD)
Fandom: NEWS & Hey Say JUMP
Palabras: 1600
Tipo: One-shot
Resumen: Dai-chan pasa el peor… ¿O mejor? Cumpleaños de su vida, ¿Entenderá bien lo que significa tener a sus padres con él?

...

Adornos por todos lados, de colores por supuesto, globos de varias formas y tamaños, demasiado llamativos, serpentinas por todo el lugar, un gran letrero de felicitación hacia el pequeño de la casa, unos diez niños en esa casa ansiosos por comer de los dulces de la rara piñata de Pingüino especialmente mandada a hacer para la ocasión. Unos cuántos padres que supervisaban que el pastel de colores (algo grande, considerando el número de invitados) permaneciera completo hasta la hora adecuada.

Era un cumpleaños, era el cumpleaños número 6 de Daiki.

Sus amigos cercanos estaban en esa fiesta y todos se presentaron con un buen regalo y verdaderas felicitaciones hacia el pequeño cachetón. Pero Daiki no estaba nada feliz, estaba muy molesto.

Su tío Koyama le intentó animar haciéndose el tonto como solía hacer pero de nada sirvió. Por otro lado, su mejor amigo, Ryosuke lo animaba a jugar en ese brincolin inflable que había en aquella fiesta y que claramente era el juego más divertido de la fiesta… Y Daiki se negaba.

¿Por qué? porque ni “mamá” ni “papá” estaban. Ellos, le habían explicado a su hijo lo mejor posible que no podrían celebrar con él todo el día de su cumpleaños, debido a un fuerte compromiso que no podían cancelar. Daiki entendía a su corta edad que sus padres eran personas muy ocupadas, y que no siempre podían estar todo el día con él… Pero… “Es mi cumpleaños”, pensaba triste.

La hora de la comida llegó y un suculento banquete de sopa de pasta y un guiso de carne con suficientes verduras estratégicamente coloridas y colocadas fue servido. Koyama, que adoraba a su sobrinito, le animó un poco diciéndole que fue su madre y su padre quiénes pasaron a preparar toda la comida  de ese día, pensando en que Daiki debería comer algo rico y saludable en ese día tan especial. A regañadientes Daiki terminó accediendo a comer… Y porque su tío le dijo además… que sus padres no tardarían en llegar.

Ryosuke principalmente lo animaba y ahora con lo que sabía, Daiki se dispuso a jugar con ganas con sus amigos, y la pasaron en grande correteándose por todo el jardín, paseándose por la casa, y sobretodo saltando alegres en ese brincolin que no por casualidad tenía forma de pingüino.

Tocaron el timbre, y Daiki corrió con su tío Koyama para ir juntos a abrir.

No eran sus padres, para desilusión de Daiki, era una amiga más de su colegio con un gran envoltorio en manos que le entregó.

“¡Felicidades, Dai-kun!”. Exclamó la niña con una sonrisa de oreja a oreja, mirando a su amigo.

“Gracias… Midori-chan…”. Suspiró el pequeño Daiki mientras su tío recibía a los padres de la niña en cuestión.

Ella y sus padres comieron y el ánimo de Daiki bajaba de segundo a segundo. Extrañaba jugar con su papá, que era mucho más divertido que sus amigos, o eso pensaba… Extrañaba oír cantar a su mamá, como lo hacía en cada cumpleaños.

Se sentó un poco aislado con ganas de llorar “Este cumpleaños apesta”, pensaba y por poco sus lágrimas amenazaban con salir, sabía que si empezaba a llorar no pararía hasta escuchar a sus padres con él. Y así llegó la pequeña Midori a su lado.

“¿Qué tienes, Dai-kun?”

“Nada…”.

“No me puedes engañar”.

Daiki  no contestó, sentía que si hablaba empezaría a llorar, así que Midori le sonrío.

“¿Vamos a jugar con Ryo-kun?”. Le preguntó refiriéndose a Ryosuke que los llamaba con su mano.

“Ve si quieres…”

Midori guardó silencio y suspiró.

“Dai-kun… Yo le prometí algo a tú mamá y a tú papá pero no me gusta verte triste así que te lo diré”.

Eso logró captar bien la atención de Daiki, en esos momentos las palabras “mamá” y “papá” le afectaban mucho más que en ningún momento en su vida, pese a tener a todos con él… Daiki jamás se había sentido tan solo… ni abandonado.

“Llegamos tarde porque mamá tuvo que ir al médico, resulta que yo voy a tener un herma…” Daiki se confundió. Midori lo vio y sonrió. “Eh… mejor no digo nada, o si no tus papás se enojaran conmigo, ven ¡vamos a jugar!”

“Dime de que se trata… Midori-chan”. Daiki seguía confundido.

“Solo puedo decir que no van a tardar tus padres, y que me dijeron que ¡Quieren encontrarte jugando feliz conmigo, con Ryo-kun, con Kei-kun, con Hikaru-kun y con todos!”

Daiki no hizo más que creerle a su amiga, sabía que tenía razón, sus padres siempre dicen que lo que más aman es ver la sonrisa de Daiki. Y de nuevo intentó jugar. El tiempo transcurrió con velocidad y la tarde ya estaba cayendo…

El tío Koyama trajo las velitas del pastel, seis velitas de colores que colocó en el pastel y llamó a todos los niños. Daiki se asustó muchísimo. No quería cortar el pastel sin sus padres presentes, él sabía lo mucho que su padre amaba el pastel y lo mucho que su madre amaba tomar fotos de esos momentos. Volvieron sus ganas de llorar.

Y ahora no pudo contener esas lágrimas. Empezó a llorar como hacía mucho que no lo hacía, extrañaba tremendamente a sus padres, quería estar con ellos, se arrepentía de haberse portado mal rayando con sus crayones las letras de una canción que su madre practicaba, se arrepentía de haber tirado el plato de las últimas gyozas de la semana pasada de su padre. Se arrepentía de haber huido de su madre a la hora del baño la noche anterior, se arrepentía de haber roto y ensuciado una sudadera de su padre cuando jugaba en el jardín y el viento por accidente la había dejado al alcance de sus manos. Se arrepentía profundamente de haberle gritado a su madre que no comería verduras jamás, se arrepentía de haber rechazado jugar con su padre unos días atrás…

“¡Papá! ¡Mamá!” Gritó Daiki sentándose en el suelo, era el peor cumpleaños de su vida, se dijo a sí mismo y sintió un dos pares de brazos que lo sostenían, reconoció la calidez única de ellos, sintió el beso en su cabello de su padre y el beso en la mejilla que su madre le daba, los abrazó y lloró más.

Su papá lo cargaba ahora,  y le consoló poco a poco, Daiki ya estaba contento pero se sentía con necesidad de una explicación. Su rostro le divirtió a su madre y le sonrió.

“Dai-chan~
  Vamos a partir el pastel ¿Sí?”. Su madre le pidió y Daiki no pudo negarse.

Partieron el pastel Daiki y su papá juntos después de cantar todos alegremente “Feliz cumpleaños” al festejado. Cada uno comió su pedazo de pastel y alabaron al tío Koyama, que había hecho se pastel.

“Dai-chan… Yuya y yo tenemos que darte tú regalo de cumpleaños~” Dijo su papá, con una expresión seria y Daiki entendió a la primera. Era algo muy especial e importante. Todos se sentaron en el jardín con la poca luz del día que quedaba y así fue como, con ya todos en silencio, Tegoshi habló dirigiéndose a todos pero mirando a su pequeño hijo.

“Massu y yo… lamentamos mucho llegar tan tarde, Dai-chan”. Inclinó su cabeza junto con su esposo ante su hijo. “Pero es que hemos tenido que hacerlo así…” Tegoshi intercambió una rápida mirada con Massu y continuó, entregándole mientras hablaba dos cajas de regalo a su pequeño hijo de ahora 6 años. “Este es tú regalo”.

Daiki abrió con ganas el primer regalo, el cual era notoriamente más pequeño que la gran caja que había a su lado. Masuda se posicionó atrás de su amado rubio para abrazarlo por la espalda y acomodando su cabeza en el hombro de su Tego. Cuando el pequeño vio su regalo se quedó mudo. No sabía que era.

Los padres de Midori, el tío Koyama y la propia Midori aplaudieron. Masuda habló explicando a su hijo, acariciando un poco el vientre de Tegoshi.

“Vas a tener una hermanita, Dai-chan, eso que tienes en tus manitas es la primera foto de ella~”
La fiesta en unas horas después dio fin. Los invitados se fueron y la pequeña familia de ahora cuatro reposaba en el sillón.

“¿Hermanita?”. Preguntó Daiki abrazando al pingüino gigante de peluche que sus padres le regalaron. Sus padres asintieron. El pequeño de 6 años sintió miedo. No quería que sus padres le pusieran atención a una nueva bebé, sabía de antemano y por sus amigos que eso le quitaría méritos y privilegios de hijo único.

“Pero Dai-chan, siempre será el consentido Dai-chan”. Aseguró Yuya, adivinando los pensamientos del  pequeño.

“¿Sí?” Y mientras el pequeño con su pingüino decía esto, Masuda lo llevó a sentarse entre Yuya y él, abrazándolo con sutileza.

“Dai-chan nos tendrá que ayudar eso sí… Porque además… Dai-chan va a escoger el nombre de su hermanita”. Pronunció Masuda haciéndole cosquillas a su hijo.

Y Daiki se sintió mimado de nuevo, su madre le cantó un rato después, su padre se puso a jugar con él en la alfombra y los tres después se fueron a dormir. Daiki sabía que pronto sus padres se ocuparían de su hermanita. Sabía que él tendría que cuidarla también. Sabía que tendría que compartir cosas con ella. Sabía que ahora pasaría a ser el hermanito mayor… Y cuando se vio así mismo así… Se sintió tan feliz que se fue a la habitación de sus padres y le habló al pequeño vientre de su madre… “¡Gracias por darme el mejor regalo, seré el mejor hermano mayor el mundo…!” Dudó un poco y continúo. “¡Hikari-chan, ya quiero verte y cuidarte!”


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Para que lo sepan ¬¬! estoy trabjando en el capíutlo 7 del fic de estrellas, cuando este completo s elos publico enterito :DD! Pero hoy leí un fic que me inspiró (Inoue Pao ><!! genial fic~~~), aww me dió tanta ternura imaginar esto~~ Ya saben Yuzu are crazy~~ :DD -Se agradecen comentarios~ Matta ne~

jueves, 2 de enero de 2014

Último y primer beso.



Título: Último y primer beso
Género: Romance
Advertencias: Ninguna.
Parejas: Tegoshi Yuya x Masuda Takahisa [TegoMass]
Fandom: NEWS
Palabras: 1710
Tipo: One-shot
Resumen: Existe una curiosa tradición de año nuevo, por la cual Tegoshi y Shige organizan una fiesta todos los años… Pero Tegoshi nunca puede cumplir con esa tradición.



Cada año se organizaba una fiesta de año nuevo entre mis amigos y yo, solíamos advertir que tenían que ir en pareja para no desentonar en la fiesta, pero el propósito siempre era convivir, al menos hasta que cumplí mis 21 años era una de las cosas que más me llegaba a emocionar, pero ahora, con esta edad…  Lo que menos quería hacer era, esa fiesta.

Como organizador tuve que prestar mi casa para este evento, ya que mis amigos sabían que mis padres se habían ido a su segunda luna de miel abandonándome a mi suerte en las fiestas decembrinas, por lo que desde la comida, la música y los invitados eran casi mi responsabilidad… Escoger invitados fue fácil, eran casi los mismos de todos los años, a veces unos más a veces unos menos.

Cuando Shige me insinuó que invitase al chico del gimnasio quería morirme.

El chico del gimnasio no era otro que un pelirrojo con un cuerpo bien trabajado que era instructor tanto de baile como de natación y pesas. Él y yo congeniamos desde un inicio, debido a que a ambos nos gustaba mucho el ejercicio y el baile. Nos hicimos amigos y hasta intercambiamos el número de móvil.

Shige me contó un día que vio a una pequeña chica siempre lo esperaba al final del día. Y yo sin saber por qué, me enfadé muchísimo.

Y aun así, lo invité cortésmente con una semana de anticipación, en Navidad, a lo cual el pelirrojo accedió.

Llegó la mañana del 31 de diciembre y me despertó Shige, diciéndome que me ayudaría a preparar la comida, pues su novia le había dicho que llegaría sola a la fiesta, sonreí irónico, y acepté su ofrecimiento. Entre los dos preparamos muchos aperitivos, sería una fiesta de jóvenes. Chicos y chicas.

Los primeros invitados en llegar fueron amigos de Shige, Nishikido-san y Ohkura-san con sus respectivas novias, a las cuales encontré demasiado guapas y extrañamente conocidas, Shige me explicó que eran modelos de unas cuantas revistas.

Después llegó la novia de Shige acompañada de su mejor amiga y Keii-chan, el cual me saludó como siempre lamentándose de que este año no pasaría el año nuevo con su novia. Ignoré un poco su sufrimiento y le invité a que tomase algo de refresco pues aún era temprano.

Llegaron amigas, con sus novios. Y amigos, con sus novias. Así es, una fiesta de puras parejas. Y empezó la burla de cada año… “¡Tegoshi-kun no tiene novia… otra vez!”.

Y es que, pese a que lograse tener novia a lo largo del año, jamás podía pasar un año nuevo con alguien especial, siempre rompíamos antes, o no podíamos coincidir, cosa que llevaba al final de relación cada vez. Me aguanté bien la burla… Tenía una razón de ser esa fiesta para nosotros, Shige y yo organizamos la primera fiesta hace ya cinco años para hacer lo que vimos en algún programa gringo: Dar el último y primer beso del año.

Y desgraciadamente, yo nunca doy ese beso.

Cuando ya dieron las once treinta de la noche, alguien tocó el timbre, se me hizo muy raro pues habían dejado de llegar los invitados hacía una hora y creía que ya nadie más nos faltaba. Pero cuando abrí la puerta vi mi equivocación; ahí estaba el pelirrojo del gimnasio, acompañado por una pequeña chica de cabellera negra y larga, suspiré.

“¿Llegamos tarde, Tegoshi-san?” Me habló, y yo negué con suavidad haciéndolos pasar, y sin quitarle la vista de encima a aquella chica que entró. “Es mi novia, Kazumi… Kato-san me dijo que era mejor si venía con ella”.

Asentí como si le restara importancia al asunto, pero no era para nada así, estaba más enfadado que cualquier otro año en el que no había tenido novia.

Se sirvieron un poco de alcohol y suspiré sentándome en el sofá de mi padre

11:40

Todos se empezaron a emocionar y entre Shige y su novia empezaron a llamar a todos frente a la televisión, estábamos viendo un programa de fin de año con lo mejor de la música, y precisamente se haría la cuenta regresiva, la cual seguíamos desde que iniciamos con esa tradición.

11:45

Aún faltaban un par de personas en la sala, Nishikido-san y su novia, a los cuales encontraron en el baño del cuarto de mis padres, suspiré. Tendría que limpiar ahí mañana.

11:52

Nishikido-san tenía su camisa arrugada y marcada por el labial de su novia en el cuello. Shige estaba de cariñoso con su novia. Keii-chan veía atento la televisión pues su ídolo estaba cantando su última canción del año. El pelirrojo y su novia estaban tomados de la mano, platicando alegremente de a saber qué cosa. Los demás estaban ya ansiosos.

11:56

Los minutos pasaban con mucha lentitud y de no haber sido el anfitrión de la fiesta me habría ido a dormir ya. Quería a todos fuera de mi casa. Jamás volvería a organizar una fiesta de año nuevo.

11:58

Todos ahí tomaron a su pareja de la mano, se susurraban cosas, los tipos de la televisión alegaban que estar por esperar un nuevo año era muy emocionante. Hablaron de lo que traería el siguiente año. Estaban emocionados.

11:59

Desesperante. Maldito reloj ¿No podrías ir más rápido? Quiero echar a toda esta gente de aquí, quiero estar solo y dormirme ya… El pelirrojo está tomando el rostro de su novia entre sus manos, le sonríe y le dice cosas que no alcanzo a oír. Eso es mucho para mí.

“¡Massu!” Me atrevo a gritarle desde ese sofá, hasta dónde él estaba… el centro del sillón con su novia. Atravesando toda la sala, llamando la atención de todos.

11:59:20

Todos me callaron con la mirada y yo suspiré, pero “Massu” se me quedó viendo, yo suspiré y le subieron el volumen a la televisión.

11:59:30

Quedaban treinta segundos del mugroso año y estaba más cabreado que nunca, no podía despegar mi vista de Massu y su novia, por alguna razón quería llorar. Y me levanté de mi sofá.

11:59:40

Este año no me quedaría sin mi beso.

11:59:45

Caminé atravesando la sala y la visión de mis amigos al televisor sin importarme nada, miré al pelirrojo y sonreí un poco, tomé una de sus manos con brusquedad, haciendo que él soltase la mano de su novia, y al mismo tiempo también soltase su rostro, porque intentó apartarme.

11:59:50

Todos mis invitados me veían raro, y la novia de Massu más aún. Sonreí de la manera más inocente que conocía, y al segundo siguiente de que esa chica pequeña me sonrió (Aunque con algo de inseguridad) jalé a Massu conmigo.

11:59:55

No había mucho tiempo, Massu se confundió y eso me permitió avanzar con él valiosos metros hacia el baño, los demás dejaron de hacernos caso pues ya no interferíamos con la visión a la pantalla.

“¡Cinco, Cuatro!”

Se escucharon ya sus voces de emoción y logré meter a Massu en el baño, conmigo, su novia no había podido alcanzarnos, sonreí mirando a mi “amigo” y este me miró con reproche.

“¡Déjame salir! ¡Debo volver! El beso…”

“¡Tres, Dos…!”

No hice caso de lo que mi amigo me decía, más bien ese pelirrojo. Yo no podía soportar otro año sin mi último y primer beso del año. Pero mucho menos ver como ese adorable pelirrojo besaba a alguien más en esa fecha tan especial.

¡No, no podía! Y actué por impulso. Por instinto. Por ganas. Por deseo.

Me acerqué a él, mis manos sujetaron con fuerza su camisa, atrayéndolo a la fuerza hacia mí, hacia mi rostro. Hacia mis labios.

“¡Uno…!” Y no fui capaz de escuchar nada más, mis sentidos se concentraron en él.

Mis labios ejercían una presión sobre los de él, era un beso apretado, superficial, y doloroso para mí. ¿A esto me rebajé? ¿A esto tengo que llegar? ¿Tengo que quitarle un beso a un chico solo porque me molestó que yo no tuviese un beso como todos los demás? ¿Por qué él y no la novia de él? Eso hubiese sido lo normal…Pero no lo que yo quería.

La fuerza de voluntad aún existía en mí y no era capaz de aflojar aquel agarre en él, y lo que más me dolía era que notaba su rechazo, sus labios estaban quietos, en ningún momento sentí que correspondía a mi tonto beso impulsivo, y mis ojos que gracias a Dios estaban cerrados, se salvaron de su mirada de asco que seguramente tenía reflejada.

Pese a todo, sus labios eran dulces, suaves, deliciosos, como si fuesen un par de labios perfectos. Me dolían. Me dolía su suavidad, emanaban algo que yo no conocía… y empezaba a llorar. Era un idiota.

Mi agarre se empezó a aflojar, mis manos habían perdido toda la fuerza que habían ganado segundos antes, comenzaba a desistir, estaba por separarme cuando o mi mente me empezaba a jugar un cruel juego o de verdad él me estaba respondiendo al fin.

Fueron segundos eternos.

Sus brazos, fuertes y seguros me rodearon por mi cintura, con mucha seguridad, no dejando que me separase de él. Y yo…deslicé suavemente mis brazos por sus hombros, para luego abrazarle por el cuello. Al mismo tiempo ambos ladeamos un poco nuestro rostro y el verdadero beso comenzó.

Él era un verdadero maestro de los besos, me besaba con ganas, con dulzura, con emoción, con suavidad y también deseo. Me transmitía todo lo que ningún beso algún día me había dado. Una pequeña parte de mi cerebro procesó la idea de que nadie nace sabiendo besar así. Esos ¿Celos? Fueron erradicados tan rápido como aparecieron.

No profundizamos mucho en ese beso, nos separamos tras unos cuantos instantes, lo miré y no pude comprender ese sentimiento de su mirada… suspiré y con pesar casi me separo de él algo brusco.

“Lo siento” dijo él. Y yo me quedé sorprendido. Quién debería pedir la disculpa soy yo. “Debía haber venido solo… yo quería… bueno…” El empezó a tartamudear y sonreí un poco.

“Bésame de nuevo” Y él lo hizo… Vaya que lo hizo…

Mucho tiempo después supe que yo le gustaba, así como inconscientemente el me gustaba. El resto es historia. ¿Kazumi? Bueno, Kazumi tiene salud y yo a Massu, eso es lo importante.